Con la cercanía de la Navidad, las personas en duelo comienzan a sentirse peor, sus pensamientos y emociones giran en torno a este tema. Estas fechas contienen una fuerte carga emocional, duelen y les hacen sentirse más sensibles y vulnerables.
Esta época del año es tiempo de encuentros y celebraciones con familia, amigos y compañeros. Es tiempo de alegría y de luz, pero ante la pérdida de un ser querido el dolor se intensifica, se teme la llegada de las reuniones sociales y familiares y aparece la incertidumbre y las dudas de cómo afrontarla.
Deseamos la presencia del ser querido fallecido y el dolor nos asalta con su ausencia, sentimos un vacío imposible de llenar y surgen emociones y sentimientos confusos que nos invitan a la nostalgia, a la melancolía y al recuerdo; pero también a compromisos, reuniones y encuentros que sienten que no pueden afrontar.


